Cosme Jiménez Villahermosa



Es un hombre tranquilo y de trato exquisito. Un hombre que organiza muy bien lo que dice y escribe.
Es Cosme Jiménez Villahermosa. 
Ha sido maestro de Enseñanza Primaria durante muchos años en España, con destinos diferentes, y aún más en Francia de Español. Además de por sus cualidades naturales, es también por esto que Cosme sabe precisar con hondura y amplitud su comunicación de la lengua y su visión de la dignidad y el respeto a los seres humanos desde la infancia. Con la larga experiencia en otro país, que sé que para él y su familia fue vital y está alojada como tal en sus galerías más hondas, su perspectiva de España es de mayor claridad. Por sus opiniones críticas, razonada y razonablemente expuestas, podemos considerarlo un Larra del siglo XXI. Percibe los defectos de lo español, especialmente los de las instituciones políticas actuales, en la mayoría de los casos, no en la desidia del “vuelva usted mañana” de las ventanillas decimonónicas sino en el traiga usted cuanto le digamos que nosotros lo pondremos a nuestro recaudo, de las que nos están tocando en suerte. Así –opinaré yo también-, como un “mal de ojo” en el que todavía cree tanta gente de este país para cosas más simples. Quizás por eso así nos está yendo. El pasado 3 de marzo Lanza le publicaba un artículo sobre esta situación que le duele como español responsable. Su título, Mientras el pueblo duerma no habrá paraíso. Es brillante.

Pero la mayoría de lo que dice y escribe Cosme filtra más su carácter más humano. Hablando lo hace en muchos casos con la sabiduría ancestral de los viejos hombres, usando formaciones divertidas que le quitan hierro o trascendencia a lo que pueda latir en el entorno, que en absoluto nunca es malo en cuanto abriga y tiene este hombre cultivado y de objetivas atenciones a su cargo, y siempre con la base amplia de ricos argumentos. Escribiendo también deja correr esa vena de la condición más carnal o la más espiritual, dependiendo, o mezclando ambas.

Hace sus pinos en poesía, pero como dice que le cuesta más trabajo (aunque ha levantado estupendos sonetos –una prueba: La primavera de tus ojos (revista Manxa, nº Verano-Otoño)- y décimas –otra prueba: las de La fuente de la fortuna, que muchos conocen a través de su correo-) prefiere la prosa. Y muchos de sus relatos son de verdadero creador literato. Se pueden leer algunos en publicaciones como Calicanto (Los tortuosos caminos de la felicidad, nº 21) o Manxa (La espera, nº Invierno-Primavera 2011 o La sirena barrada, nº Primavera 2012), o en varias ediciones de la revista de Desposorios de Membrilla. Otros los tiene sin editar, y tengo el honor de que me los ha confiado; me gustó especialmente uno, ya se lo dije, muy pedroantoniano, de un sutil erotismo en medio de un escenario muy nuestro y como muy rudo y corriente. Reservaremos el título.

Cosme es seguidor de las redes, donde quizás sin acordarlo se le pueda cazar y contactar con él, si no se hace ya por establecida amistad. Por encuentros posteriores pero también porque los dos nacimos en Membrilla -aunque él me sacó una poca ventaja-, entre nosotros hay un buen trato. Sé que me aprecia. Y este rato que le he dedicado es la prueba de mi correspondencia. 

À bientôt, mon ami. 
Isabel Villalta. 29 de marzo de 2014

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